El legado español en los símbolos de Arizona
Indudablemente la influencia española -que data de más de trescientos años- ha quedado grabada en muchos símbolos representativos de los Estados Unidos; sin embargo, la gran mayoría de la sociedad norteamericana ignora completamente esta presencia en los orígenes de muchos estados y ciudades del país.
El origen de la bandera representativa de Arizona se remonta al año 1910. Según cuentan las crónicas de la época, en Ohio se realizaba una competencia en la cual un equipo de rifles provenientes del estado de Arizona debía participar, pero no tenía una bandera para utilizar en el evento. Luego de buscar maneras de darle solución a este problema, se le encargó el trabajo a Charles Harris, quien finalmente y de apuro, concluyó realizando el diseño de la insignia. Este emblema posteriormente pasó a ser el que representaría al estado de Arizona, siendo aprobada oficialmente en el año 1917, cinco años después de que el estado ingresara a la Unión en 1912.
En los relatos oficiales se explica que la bandera representativa de Arizona posee “la estrella de cobre que surge desde un campo azul frente a un sol poniente”. El azul inferior representa al río Colorado y los trece rayos incluidos en la parte superior hacen referencia a las trece colonias originales de los Estados Unidos. La estrella central de color cobre simboliza la pujante industria minera del cobre en Arizona.
Analizando con mayor profundidad este símbolo también puede apreciarse la presencia española en sus colores. Si bien los rayos, efectivamente, representan a un sol de atardecer, los colores elegidos para representarlo, EL ROJO Y EL DORADO, hacen clara referencia a la influencia española. Es sabido que estos colores de la bandera se eligieron para dejar plasmada en ella la presencia del legado español en los comienzos de Arizona.
Según los relatos de la época, durante dos años (entre 1540 y 1542) Francisco Vázquez de Coronado realizó unas expediciones dirigidas a lugares que nunca habían sido recorridos anteriormente por ningún europeo. Partiendo del actual Jalisco, en México, recorrieron los territorios de la actual Arizona y Nuevo México. De acuerdo con las crónicas del viaje, se cuenta que un integrante de la expedición llamado García López de Cárdenas tuvo el privilegio de descubrir durante estos recorridos un lugar que terminaría siendo un ícono dentro de las bellezas naturales existentes en Norteamérica: El GRAN CAÑON DEL COLORADO.
Tal hallazgo justificó con creces aquellos viajes que, según cuentan, tenían otro objetivo: encontrar los pueblos de ensueño denominados “las siete ciudades de Cíbola”. El rumor extendido sobre grandes ciudades al norte de América llevó a algunos místicos como el fray Marcos de Niza a declarar, sin mayores pruebas, que en esa región se escondían las legendarias Siete Ciudades.
Según cuenta la leyenda, en esos pueblos extraordinarios podían encontrarse innumerables tesoros y riquezas. Pero eso nunca podría comprobarse, ya que siempre fracasaron los intentos por encontrarlos, convirtiéndose así en parte de los misterios y leyendas de la región.
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